Don José Cruz Acevedo, deja rastro con su ejemplo de constancia

Ciudad Juárez, Chihuahua.- A sus 80 años de edad, don José Cruz Acevedo, mantiene una salud de hierro tan firme como el cuchillo que por décadas ha tenido entre sus manos, ése que por aproximadamente 70 años ha formado parte de su vida.

Su oficio como matancero en la Industrializadora Agropecuaria del Municipio, es la herencia que recibió de su padre, quien también prestó sus servicios en el rastro en la década de 1940.

Fue para esos años precisamente, cuando a Cruz Acevedo le pusieron de apodo “El cartucho”, esto debido a que comenzó a acudir al trabajo de su papá, Pedro Cruz Monsivais, y para que pudiera entrar al lugar donde realizaba su actividad, era necesario portar un mandil de color naranja.

“No faltó el malora que volteó, me vio envuelto en el mandil y dijo: Mira parece un cartuchito y desde entonces se me quedó el apodo”, señaló.

Hoy en día uno de sus hijos también trabaja en el lugar y también le apodan “El Cartuchito”, aunque su nombre es Arturo. Don José tiene también otros tres hijos: Raúl, Rosa Isela e Isela, producto del matrimonio con Natalia Pérez, ya finada.



Toda una vida en el rastro

A sus 80 años de edad, don José estima que ha acudido diariamente al rastro a lo largo de 70 años, debido a que en cuanto salía de la escuela primaria se iba a acompañar a su padre en sus actividades o antes, dependiendo de su horario.

“Siempre me gustó el trabajo de mi papá y por eso cuando tuve edad para ser contratado solicité mi ingreso y a la fecha no me quiero ir. Si me sacan de aquí va a ser cuando Dios me llame a cuentas”, dijo.

Inició ganando tres pesos semanales en los años 50, porque comenzó a trabajar en forma cuando

cumplió los 18 años debido a que la Ley no se lo permitió antes.

Comenta que su trabajo, en el que inició lavando bandejas hasta convertirse en matancero, siempre le ha gustado y el ambiente también.

“Nunca he encontrado nada negativo ni en mi trabajo diario ni con mis compañeros”, enfatizó.

Recuerda muy bien cuando en el Rastro Municipal, de la Sanders, funcionó una empacadora de carne (La Juárez Meat) que tenía tres turnos. De ahí salía el producto para China, Japón y otros países, por lo que hubo necesidad de traer matanceros de otras partes del Estado.

“Nos amanecíamos trabajando”, comenta.

Dice que ya no tiene amigos de aquellos años,” ya no existen, ya se fueron todos”.



No fuma ni bebe

Al referirse a su buen estado de salud dice que desde que el Rastro Municipal se convirtió en Industrializadora Agropecuaria hace 35 años, cambiando al domicilio actual, no ha tomado una sola gota de licor ni fumado un cigarrillo a lo que era aficionado antes. En aquel tiempo tenía 45 años de edad.

Y es que nuestro personaje es uno de los trabajadores más cumplidos que ha tenido la Industrializadora, rastro municipal en sus inicios allá por la Avenida Sanders.

La jornada laboral de Don José inicia a las cinco de la mañana, pero se levanta a las tres para arreglarse, tomarse un café en su casa ubicada en la colonia San Antonio y luego agarrar camino rumbo al trabajo.

Llega desde antes de las cinco de la mañana cada día, de manera puntual y se va hasta que termina el trabajo, indican en la Dirección de la descentralizada.

Al regresar a casa descansa leyendo el periódico, se alimenta y puntualmente a las 8 de la noche ya está en la cama, para dormir y estar de pie nuevamente a las 3 de la mañana del día siguiente para iniciar su rutina.

Don José no parece tener 80 años debido a su agilidad, lucidez y a su aspecto saludable. En la Dirección dicen que nunca ha faltado a su trabajo.

Él mismo refiere que cuando no trabaja siente como que le falta algo, si por él fuera en días festivos y fines de semana siempre estaría en la Industrializadora. Acevedo recibió su jubilación hace diez años, pero que habló con sus jefes en aquel tiempo para que le permitieran continuar trabajando, “porque si voy a quedarme en mi casa seguramente me voy para abajo, me voy a morir por la inactividad”, puntualizó.